No hay de otra (2)
Dice el gran Ted Hope:
“In the eighties, all you needed was a great script.
In the nineties, you could say you had a really good script and that you could package it with a great cast and director.
But by the time the millennium rolled around, you had to say you had a really good script, you have packaged it with a great cast and director, and you had brought in a portion of the financing.
Now that we turned the corner toward the end of the decade, you also need all four of those things, but today as a producer you also have to bring a part of the audience. And that basically means, I believe, maintaining an ongoing dialogue with a vast and varied audience (…)”
No sólo estoy de acuerdo con todo lo dicho arriba, sino que además añadiría que buena parte de ese trabajo cae en el director. Sobre todo si hablamos de cine de autor (director/guionista) independiente, en el que el nombre del director forma parte de la estrategia de comercialización de la película.
Y eso nos lleva a la segunda parte del post: El mercado.
La séptima definición que la Real Academia de la Lengua Española da a mercado es “Conjunto de consumidores capaces de comprar un producto o servicio”. Pues de nuevo, no hay de otra que conocer a tus consumidores y las formas en los que éstos consumen tu obra. Hablar en estos términos de “consumir” en lugar de disfrutar es doloroso (lo es para mí) pero llega un momento en el camino que te toca aceptar que aunque cultura… es industria (de hecho le llaman industria cultural). Pero te puedes consolar con la máxima de Wagensberg de que “una obra de arte es un acto de pares de mentes (creador y contemplador)”. Es decir, que si tu película al final no la ve nadie más que tú, ¿es una película?
Hablemos pues de los “contempladores”. Si los espectadores fueran peces, podríamos decir que los grandes estudios pescan en el océano con dinamita y redes de arrastre. El cine independiente tiene que consolarse con pescar con caña en pequeños ríos, armándose de paciencia e intentando disfrutar el proceso. Hablando en dinero, tenemos que dirigirnos a los llamados “nichos” de espectadores. Si hacemos un cine de un género muy marcado, si tiene tintes sociales, políticos o reivindicativos, si es de una nacionalidad, cultura u orientación sexual determinada, etc., entonces todos nuestros esfuerzos de comunicación y esfuerzos en festivales y mercados tienen que ser precisamente dirigidos hacia esa comunidad. Internet ha hecho el proceso más sencillo que nunca, y los resultados en muchos casos han sido espectaculares.
No hay que tener miedo a encasillarse porque siempre se está a tiempo de dar el salto al gran público. Por ejemplo: “No se aceptan devoluciones” de Eugenio Derbez, que en un principio empezó a dirigirse a la comunidad hispana y… lo que sucedió después. Entonces cabe preguntarse ¿A qué público te diriges? ¿Está organizado en una comunidad o nicho? ¿Qué películas son comparables a la tuya? ¿Cuál es la mejor plataforma para que tu película llegue a tu nicho (salas, VOD, BluRay…)?
Una vez lo tengas claro, viene la segunda parte. Necesitas acceder a los que operan en el mercado para que te ayuden a hacer llegar la película a tu nicho. Entonces las preguntas son otras ¿Quién puede vender mejor tu película? ¿Ha distribuido o emitido películas similares a la mía? ¿Qué tal lo ha hecho? ¿Cuál es la mejor fecha para lanzar la película?
Para ello necesitas de distribuidores (grandes estudios en algunos casos, independientes y pequeños en la mayoría)/ agentes de ventas internacionales/televisiones/plataformas internet,etc., de todo el que pueda facilitar que tu comunidad/nicho pueda ver tu película. Con ellos no siempre es fácil. Es un largo camino de favores a conocidos, llamadas sin contestar, ilusiones y decepciones para encontrar al final del arco-iris que todo lo que has conseguido son 3 minutos (tiempo medio de un pitch normal) para convencerlos de que el proyecto que llevas años preparando merece la pena.
Y dirás, bueno… está mi productor. Si es una película por encargo, así es, que lo resuelva él. Pero si es cine independiente, todos pedirán hablar con el director (hasta el que vende las palomitas en la dulcería del cine).
Así que, ánimo y al toro, que el saber no ocupa lugar.