La idea es el rey
– What does the country want, Teddy? Educate me.
– Sex. Loud music. Hot clothes. Drugs. Fast cars. Did I say sex? We´ll open two movies. Side by side. One´s called “Sex, Drugs and Death”, the other´s called “Mom and Dad Go for a Walk”. Now, where are you going to put your Money, White boy? You do movies about milking the cow. I´ll do ones about fucking and getting loaded. See you at the finish line.
Hollywood Education: Tales of Movie Dreams and Easy Money. David Freeman.
Imagina que TODOS los posibles contenidos para hacer una película estuvieran en el consciente colectivo y que pudieras elegir uno y descargarlo para materializarlo. Sería un colectivo con una capacidad de almacenaje infinita –pues infinitas son las combinaciones de la realidad que pueden dar una historia- y nos pasaría algo así como lo que nos pasó la primera vez que nos sentamos delante de un buscador: ¿y ahora qué? ¿Por dónde carajos empezar?
El cómo abordar el contenido para una película no es algo que tenga claro. De hecho, con este post pretendo pensar en voz alta porque tampoco tengo una respuesta unívoca a algo tan complejo y variado.
– Opción 1: TIRAR DE UNA PREMISA, es decir, en términos de Robert McKee: idea que inspira al deseo que siente el escritor de crear una historia. Se trata de la mera proposición de una historia, reducida a su máxima expresión, y en la que se puede entrever lo ingenioso y resultón de mi ocurrencia.
Mucho cine de palomitas se ha construido sólo sobre la premisa, olvidando el resto de elementos también necesarios para contar una buena historia. Paramount abría fuego al cine comercial de los 80 con un memorando interno en el que decía cosas como “Una idea poderosa es el corazón de cualquier película de éxito (…) La premisa creativa es lo primero que atrae al público al producto (…) No tenemos la obligación de hacer historia. No tenemos la obligación de hacer arte. No tenemos la obligación de hacer una declaración de principios. Nuestra obligación es hacer dinero”. O sea: Milk the fucking cow.
Una década después, en otro memorando, esta vez de la Disney, Jeffrey Katzenberg escribía: “en el mareante mundo de la producción de películas, no debemos distraernos de un concepto fundamental: la idea es el rey”. (“In the dizzying world of moviemaking, we must not be distracted from one fundamental concept: the idea is king.”). Y seguía con: “Estrellas, directores, escritores, cámaras, efectos especiales, nuevos sistemas de sonido… todos ellos tendrán algo que ver con el éxito de una película, pero TODOS ellos deben servir como humildes sujetos ante la supremacía de la idea”. TOMA YA!
[Nota al calce: recomiendo MUCHO que al acabar este post, lean las 28 páginas de este memorando escrito hace 22 años. Enlace al final.]
Pero NADA está escrito en piedra: películas fantásticas se han hecho con premisas muy endebles:
1.- Un jubilado cruza los Estados Unidos en una cortadora de césped para visitar a su hermano enfermo (The straight story. David Lynch)
2.- Una estrella venida a menos y una joven se encuentran en Japón (Lost in translation. Sofia Coppola)
3.- Un divorciado de Nueva York se enamora de la amante de su amigo (Manhattan. Woody Allen)
4.- Un hombre maduro se obsesiona con la rodilla de una adolescente (Le genou de Claire. Eric Rohmer)
¿Quién hubiera apostado por estas ideas?
Conclusión: puedes tener una premisa atractiva y de ahí construir una gran película. Pero también puedes no tenerla y hacer una gran película por otros medios.
En próximos posts hablaremos de más elementos: idea controladora, personajes y atmósfera.
Y lo prometido: 28-page internal memo “The World Is Changing: Some Thoughts on Our Business” by Jeffrey Katzenberg