Mientras espero, desespero (2)
La tensa espera en el cine independiente se parece mucho a la espera del cine de los estudios con la salvedad de que si consigues el greenlight en este último, ya puedes relajarte y disfrutar del resto de tus días. El greenlight de una película independiente se resume en esta frase –otra vez- del genial Oscar Wilde: Ten cuidado con lo que deseas, se puede convertir en realidad (Be careful what you wish for, it might come true)
Pero antes de la meta, hablemos del camino. Hay meses, años de espera antes de conseguir levantar tu proyecto. Los inversionistas/distribuidores/productoras van a dilatar la decisión el mayor tiempo posible por los motivos que comentamos en el post anterior, añadiendo en este caso que son dolorosamente ambiguos porque no quieren cerrar la puerta y quemar puentes con un director wannabe que puede acabar siendo la nueva sensación del Festival de Sundance.
Para saber qué hacer durante este tiempo hay dos enfoques:
1.- RESPECTO A TI
Tienes el oficio más complejo del mundo. No el más duro –no me malinterpreten- puesto que es más duro trabajar de albañil en Qatar o en una maquiladora en Beijing. Es complejo porque abarca todas las artes y se sustenta de la ininteligible e imprevisible naturaleza humana. Es decir, es un oficio en el que siempre hay algo que aprender, o de guión, o de arte, o de fotografía, o de actuación, o de tecnología, o de vestuario, o de maquillaje (me enteré hace poco de la moda del maquillaje con aerógrafo), o de efectos visuales, y un largo etc. Para asomarte a esto –abarcarlo todo es imposible- puedes usar ese tiempo “muerto” entre proyectos, además de para mirar el trabajo de otros, de hoy y de ayer, gracias a Netflix y iTunes y Torrents.
No es fácil inventarte el trabajo cada mañana y no perder la esperanza cuando el teléfono no suena, pero mantenerte ocupado te ayudará a sobrellevarlo y a crecer como profesional.
Y así vamos con otra frase de Charles Baudelaire: “No se puede olvidar el tiempo más que sirviéndose de él” (On ne peut oublier le temps qu’en s’en servant).
2.- RESPECTO A TU PROYECTO
Lo único que puedes hacer es medir, reflexionar, para saber cuándo hay que presionar y cuándo hay que ser paciente. Los decision-makers tienen poder sobre ti y no querrás romper la baraja antes de empezar la partida, pero tampoco querrás que se olviden de ti.
En palabras de la productora Lynda Obst (mencionada en el anterior post) durante el desarrollo tienes que transmitir que tu proyecto es real, inexorable, y un tren en movimiento. Habla incluso de una fórmula a aplicar:
P(ower)+ M(omentum)= G(o)
Cuando el Momentum sea el propicio para tu proyecto, es cuando tienes que pasar de esperar a actuar, sin pedir permiso, como si tu proyecto fuera inevitable pasara lo que pasara.
Lo que NUNCA debes hacer es dar por sentado que has salido del “purgatorio” cuando no lo has hecho:
“Casi tengo el dinero en el banco” NO ES tener el dinero en el banco.
“Ya han aprobado la firma del contrato” NO ES tener el contrato firmado.
“El actor ha llorado leyendo el guión” NO ES que su agente acepta tus condiciones de contratación.
Y así.
Ora et labora.