The Last Jedi de Marvel

AVISO: SPOILERS

 

Antes de empezar esta crítica, me parece importante explicar un concepto crucial que me parece completamente olvidado en The Last Jedi. Es “La Fuerza”. En palabras de Obi Won Kenobi “The Force is what gives a Jedi his power. It’s an energy field created by all living things. It surrounds and penetrates us. It binds the galaxy together.” (“La Fuerza es lo que le da a un Jedi su poder. Es un campo de energía creado por todos los seres vivos. Nos rodea y nos penetra. Es lo que une a la galaxia”). Recuerdo escuchar esta definición que me marcó y creo que marcó a varias personas de mi generación.

 

De igual manera quiero explicar qué es “El Lado Oscuro”. George Lucas nos dice que El Lado Oscuro es una perversión de la Fuerza. Mientras los Jedis usan la Fuerza de manera altruista, los Siths lo usan de manera egoista. El Jedi deja que la Fuerza lo guíe, se rige por la voluntad de la Fuerza y trata de ignorar sus propias emociones. El Sith usa la Fuerza para sus propias necesidades y usa sus propias emociones para dominar y guiar a la Fuerza. Por eso Anakin Skywalker abraza el Lado Oscuro para tratar de salvar a la mujer que ama, por eso Luke se rehusa a matar a Darth Vader: entiende que estaría usando sus emociones y su ira para vencerlo y estaría sucumbiendo al Lado Oscuro.

 

Sin duda, el mundo de Star Wars es maniqueo y eso es algo que Disney y Rian Johnson desecharon como trapo sucio. Ahora sus personajes son unos superhéroes, quasi-perfectos, con algunas pocas responsabilidades, que cometen errores pero que nunca enfrentan consecuencias y que convierten a la Fuerza en un superpoder de Marvel. La Fuerza se ha transformado en un McGuffin irrelevante pero responsable de todas las acciones para justificar absolutamente todo. (Sólo recuerden la escena de la pelea entre Kylo Ren y Rey en el último episodio). En las trilogías anteriores, el uso de la Fuerza estaba clara y tenía una escala identificable. Pero ahora Snoke puede conectar a Kylo y Rey a través de la Galaxia y Luke puede pelear a distancia.

 

Que Rian Johnson haya decidido filmar en cámara lenta varias escenas, hacer tomas tipo Matrix, crear flashbacks estilo Rashomon y usar voces en off pone en la mesa de discusión el tema central de la película: la caducidad de Star Wars. Contrariamente a lo que dice Luke en The Last Jedi, los Jedis no fueron vencidos a causa de su orgullo. Fueron vencidos por ayudar a la República y jugar a ser políticos. Se convirtieron en peones. Y por eso me parece increíble, que Disney decidiera olvidarse de todos los back-stories sólo para matar el pasado. Inverosimilitudes hay miles, pero daré sólo un ejemplo: ahora basta que una nave rebelde se convierta en kamikaze para destruir cualquier nave enemiga. ¿Por qué nunca usaron esa táctica para destruir a las Estrellas de la Muerte en todos los episodios anteriores? ¡Vaya Rebeldes pendejos buscando siempre penetrar a través de los campos magnéticos y destruir el “Master Switch”!

 

George Lucas estableció su estilo y sus reglas en sus dos primeras trilogías, y todos las aceptamos. Star Wars nunca necesito una mega estetización de la imagen. Siempre se basó en una edición y un estilo elegante, sobrio, que trabajaba siempre con inigualable armonía con la poderosa música de John Williams. Los personajes siempre destacaban con sus defectos y cualidades a pesar de sus diálogos y errores garrafales de escritura y de actuación. Las secuencias del uso de la Fuerza eran significativas y codificadas.

 

En resumen, el Episodio 8 no es ninguna innovación. Es una capitulación. Una rendición. Y ni modo: es el lado triste del cine, encarnado por el post modernismo que estamos viviendo, presente a últimas fechas en todas las producciones de los grandes estudios, y que desafortunadamente, se devoró a mi Star Wars también.

 

Y para todo aquel que está de acuerdo con borrar el pasado y darle paso a este imperio mercantilista, los dejo con la imagen de una heroína: antaño sexy y símbolo de toda una generación, hermana de un verdadero Caballero Jedi, volando en el espacio cual vulgar abuela con Alzheimer.

 

Como dijo un amigo: “El Héroe ya no es legendario. Ya es ordinario”.

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